Para escribir Viajes extraordinarios, subtitulados Viajes por los mundos conocidos y desconocidos, Julio Verne se inspiró en relatos de viajes reales alrededor del mundo, cuyas aportaciones geográficas y científicas sirvieron de base para su obra de ficción.
Para responder a la ambición enciclopédica propuesta por su editor Hetzel y en sintonía con las geografías universales elaboradas durante el siglo XIX, Julio Verne se inspiró en gran parte en los boletines de la Société de Géographie de Paris, de la cual fue miembro durante más de treinta años. La lectura de los artículos de esta institución científica alimentó la imaginación del autor y le proporcionó un material sólido y regular. Sin duda, también influyó en sus opiniones: al proporcionar todos los conocimientos útiles, la Sociedad de Geografía servía a las ambiciones de la empresa colonial francesa y alentaba la exploración y, después, la explotación de la Tierra. Esta visión del mundo, basada en la apropiación de conocimientos y territorios, también refleja los puntos ciegos de una época en la que el dominio colonial apenas se cuestionaba en los círculos académicos.
Curioso y atento a todas las publicaciones científicas, el novelista se apasionó especialmente por los relatos de exploración de los hermanos Arago y por el ensayo Nueva Geografía universal (Nouvelle Géographie universelle) de Elisée Reclus. Se nutrió de los trabajos del geógrafo y su obra se enriqueció con consideraciones morales, políticas y filosóficas, sin dejar de representar al mundo.
Sus lecturas de la Revue des deux mondes o de la colección Le Tour du monde también fueron una fuente renovada de relatos de viajes, algunos de los cuales adaptó en sus novelas. Se impregnó de las obras que leyó para transformarlas en ficción y consiguió interesar a un amplio público por la geografía y los descubrimientos contemporáneos.
Su obra acompaña los grandes cambios del siglo XIX marcado por una nueva escala para la humanidad. Los avances técnicos facilitaron la circulación alrededor del globo y el dominio de las distancias y del tiempo dio paso a la globalización.

La vuelta al mundo en ochenta días
La cueva de las serpientes
Cartel para la adaptación de la novela en el teatro del Châtelet
Ch. Wall & Cie Imprimeur, París, 1900-1914
MJV D899 (Compra con el apoyo del Fondo Regional de Adquisición para las Bibliotecas, 2017)
Esta espectacular obra de Julio Verne y Adolphe d’Ennery es una adaptación en cinco actos y 15 escenas.
D’Ennery introduce nuevos personajes y sensacionales nuevos escenarios, como la cueva de las serpientes en Borneo. Esta «magia» debe su éxito a la espectacularidad y originalidad de sus decorados y efectos escenográficos: un transatlántico que se hunde, un auténtico elefante, un tren atacado por indios…
Desde noviembre de 1886 hasta mayo de 1940, la obra fue un éxito rotundo y se representó más de 3000 veces en el teatro del Châtelet.

Julio Verne, Historia de los grandes viajes y los grandes viajeros
Molde de madera grabado
Alrededor de 1879
Julio Verne, El testamento de un excéntrico
Molde de madera grabado
Alrededor de 1899
El desarrollo de las técnicas de impresión reforzó el papel que representaba la imagen en el relato. El grabado xilográfico, un bloque cortado perpendicularmente a la dirección de la veta de la madera y trabajado con un buril, producía una imagen grabada en relieve muy fina y muy detallada, y proporcionaba un soporte robusto que podía colocarse en la prensa tipográfica para la impresión simultánea del texto y la ilustración.

Jame’s Prunier
La vuelta al mundo en ochenta días
Gouache sobre papel para la adaptación ilustrada de la novela
Éditions Gallimard, París, 1995
MJV C354 (Compra con el apoyo del Fondo Regional de Adquisición para las Bibliotecas, 2005)
El pintor e ilustrador nacido en 1959, Jame’s Prunier, colaboró en varias reediciones de las novelas de Julio Verne. En La vuelta al mundo en ochenta días, sus ilustraciones les ofrecían a los lectores ventanas abiertas a la diversidad del mundo, sus paisajes y sus culturas, como esta colorida incursión en las calles de Yokohama.